"Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres." Pitágoras

jueves, 17 de julio de 2008

El defensor Atilio Álvarez disertó acerca de educación y violencia

“Los adultos no sabemos leer los avisos que los chicos dan”

CONVIVENCIA. Advertir conductas extrañas o violentas, en los hogares y en la escuela pueden prevenir hechos lamentables a futuro.
Prevenir, intervenir a tiempo, atender las señales, no omitir, acciones y actitudes que repetidamente aparecen en las consideraciones del Dr. Atilio Álvarez. El Defensor Público de Menores e Incapaces estuvo en Paraná para brindar una conferencia sobre “Educación y violencia. Derechos y garantías”, en una reunión de defensores oficiales.

Otro caso de violencia escolar en un secundario de Córdoba”, “Patadas y puños en una escuela”, “Un grupo de alumnas agredió a otra con piedras y golpes”, titulares de noticias que dan cuenta de hechos de violencia en establecimientos educativos. Más reciente, la semana pasada se conoció otro caso que finalizó con la expulsión de dos alumnos. “Tremendo es lo que pasa después, pero tremendas son las omisiones anteriores”, advirtió el Dr. Atilio Álvarez, Defensor Público de Menores e Incapaces de la Nación y ex presidente del Consejo Nacional del Menor y la Familia, durante una entrevista.
—¿Qué aspectos no deberían perderse de vista en un correcto análisis del tema?
—No hay que abandonar la situación actual y los casos de gran virulencia que se han dado y que se conocen, porque la mayoría se desconocen. Pero, debe tenerse en cuenta el contexto general. La violencia en el sistema educativo nos acompaña desde mucho tiempo atrás y fue primeramente violencia del sistema hacia los niños. La violencia de la sociedad a la cual no puede ser ajena la escuela y en eso tenemos una muy larga historia todos. La violencia entre los niños, los adolescentes, que es parte no sólo de las situaciones de exclusión como se suele decir sino también, de una situación cultural en la que la violencia está generalizada, aceptada y aplaudida. Vemos violencia extrema entre chicos no sólo en las escuelas de los niveles humildes sino en las caras, donde hay muchos temas económicos superados, pero no están superados temas psicológicos. Y estamos viendo ahora el rebrote de dos formas muy extremas de violencia: la del alumno al profesor —el caso reciente de la profesora burlada, filmada, es un ejemplo— y la de los padres al maestro. Yo fui maestro de grado y era muy jovencito entonces y jamás se me ocurrió que iba a venir una madre a pegarme. Antes, cuando un maestro le ponía un aplazo al niño, tenía miedo que el padre le pegara al niño. Ahora, tiene miedo que el padre le pegue a él, al maestro. Algo está dado vuelta.
—¿La gran incógnita es cómo transitar hacia las soluciones?
—Las soluciones no son ni medidas como las que tomó la provincia de Mendoza —no se puede poner aplazo por ejemplo—, ni el tomar, tarde los temas, con medidas de tipo extremo y, desde mi punto de vista, con alguna nulidad, como la respuesta que dio la Ciudad de Buenos Aires al caso de este muchachón que agredió a la profesora.Digo tarde porque para agredir de ese modo, tuvo que haber habido una larga cadena de agresiones anteriores. Entonces, hay que preguntarse ¿qué pasó?, ¿qué pasó con el primer impulso, con la primera burla?, ¿a quién recurrió esa profesora, qué le dijo su superior, quién la apoyó? ¿Por qué entonces, dejamos crecer la cosa hasta el final? Y después, expulsamos. Yo creo que en ese caso la medida de separación es totalmente lógica, en una situación así, no puede seguir en el mismo curso ni en el mismo colegio. Tengo mis duda si la prohibición de dar exámenes libres es constitucional.

DE OMISIONES Y CONSECUENCIAS.
—Evidentemente, no puede ser simple la solución a un tema tan complejo.
—Lo peor de esto es el no hacer. Esto es parte de lo que se llama el pensamiento Retribucionista que es hegemónico en América latina, en este momento impuesto por los fondos internacionales. O sea, no actuar tempranamente sobre los problemas de los niños porque eso es judicializar la pobreza y un montón de sonsonetes... es decir, no hacer nada hasta que el niño delinque. Entonces, proceso penal. Las dos cosas son malas y a veces se cree que uno está en contra del proceso penal final; no, en realidad uno está en contra del no hacer algo antes. Si yo veo que un chiquito de 8 años, deja el colegio y no hago nada, que la madre está pasada por el paco, lo atan como a un perro y lo golpean con cables en la calle y no hago nada... claro, voy a hacerlo cuando ese niño mate una beba, como pasó en el barrio San José (Buenos Aires) con la chiquita Milagros. Entonces, tremendo es lo que pasa después, pero tremendas son las omisiones anteriores. Es necesario intervenir a tiempo, no hay que esperar que un chico mate para intervenir porque los chicos avisan.Este muchachón no hizo lo que salió filmado por primera vez, vino haciendo una escalada. Los chicos siempre avisan el problema. Es que los adultos no sabemos leer las señales que los chicos nos dan.
—¿Lo que usted señala a nivel de casos puede trasladarse sin error, al rol que fue jugando el Estado en la atención del tema?
—Todo problema particular, ya sea de una persona, un grupo o un sector no se entiende sino en un marco general. El abandono de la prevención guarda relación con el estallido de los problemas. Yo me manejo mucho con el medio docente, soy profesor del posgrado para formación de directores y supervisoras escolares y lo que cuentan —no vienen de lugares humildes— es que los niveles de violencia están creciendo muchísimo. Los casos están diciendo eso, entonces, no es cuestión de esperar que mate o hiera para hacerle un juicio justo por jurados o por tribunal oral con recurso de casación. Eso es todo una especie de rito con lo cual justificamos la sanción que queremos darle. El esfuerzo social tiene que estar en la prevención. Y, en la situación de la violencia es posible prevenir. La violencia no es natural al niño. Hay gente que habla del gen de la violencia pero eso son cosas que no tienen ningún asidero científico. El mundo no se divide en los rubios, los morochos, los violentos y los no violentos. La violencia es un hecho cultural. Un país con historia de violencia, un continente con historia de violencia, una cultura occidental con historia de violencia no puede sorprenderse de que sus hijos sean violentos, lo que tiene que hacer es remover las causas de la violencia. La escuela es un elemento fundamental para ello.

LA ESCUELA.
—¿La escuela en la actualidad está en condiciones de asumir la responsabilidad que usted señala?
—La escuela no sirve sólo para alfabetizar —cada vez alfabetiza peor, digamos—, no sirve para enseñar cuatro cosas, sirve para socializar porque es el primer ámbito de salida al mundo después de la familia por lo tanto, la socialización sobre pautas de convivencia es fundamental. Si la socialización se hace sobre pautas de violencia o de respuestas represivas a la violencia, escaladas de violencia, espiral de violencia, lo que hacemos es fortalecer ese contexto de violencia de nuestra sociedad. De allí que sea muy preocupante lo que nos está pasando. Que los adultos seamos violentos es preocupante, que nuestros hijos ya sean como nosotros, es más preocupante todavía.
—Sostiene que los docentes entre sus responsabilidades deben hacerse cargo de este tema.
—La Argentina tuvo históricamente en la formación de los maestros dos modelos: el maestro aséptico de grado, donde la evaluación pasaba sólo por lo académico, eso no sirve. El otro, el que enseñaba regla de tres simple o era el medio papá, enfermero, mano santa, asistente social, psicólogo y qué sé yo... En la historia de nuestros maestros rurales, fue siempre muy acompañada esa función social del maestro y de autoridad social, no sólo de servicio social. Hoy tenemos que ser maestros rurales del asfalto porque la misma necesidad que tenía el viejo maestro rural en el obraje, hoy la tenemos a la vuelta de cada esquina. No estoy hablando del maestro como tal. El sistema tiene que tener los gabinetes: psicólogos, psicopedagogos, asistente social. No puede ser —y no lo digo como reproche, aunque si quieren que lo tomen así— que en el caso de Milagros, esos dos chiquitos (los que la mataron) habían dejado hacía un año y medio el colegio y nadie hizo nada. ¿Cómo, nadie se dio cuenta que dos criaturas dejaban el colegio? ¿tuvieron que matar a Milagros para que nos diéramos cuenta que dejaban el colegio?Se dan cuenta cómo no hay prevención positiva en favor de los chicos hasta tanto cruzan la raya del delito y ahí entonces pedimos todo. Pero, no vamos a edificar una sociedad de convivencia si no adelantamos las acciones positivas respecto de la niñez.
—¿Apunta al rol transformador de la escuela?
—La escuela es clave porque es el ámbito donde una parte del mundo adulto apuesta a la transformación positiva de ese mundo adulto. La escuela es transformadora de la realidad social, es la punta del mundo adulto que opera sobre el propio porvenir de la sociedad. Por eso es un elemento de transformación.Una escuela elemento de conservación de los males de la sociedad adulta, escuela de los violentos para ser violentos, no sirve, son para que el que entra sea igual al que está. La escuela es elemento de transformación pero para eso hay que tener idea de hacia donde queremos transformar. La Argentina tiene una gran deuda con la convivencia pacífica.
—¿Piensa que ese camino se empezó a transitar?
—Creo que lo transitamos a tropezones. Cuando queremos empezar a transitarlo —sin dudas que la vida democrática es un paso importante para ello— aparecen los enfrentamientos, se reavivan los problemas. Educar para la convivencia significa cambiar la actitud de los adultos y encomendarle a quien más confiamos, los maestros a los que confiamos nuestros hijos, encomendarles preparar una generación para la convivencia. Lo que estamos viendo no es eso.

Para destacar

Para recordar los casos que cita el Dr. Álvarez en la charla

Milagros. Niños de 8 y 9 años confesaron que golpearon y ahorcaron a Milagros. El homicidio de Milagros Belizán, la nena de dos años, se produjo en el partido bonaerense de Almirante Brown. Uno de los menores confesó lo ocurrido a su madre. (Télam, mayo 2008)
Caballito. Un alumno de 3er. año de la Escuela de Comercio Nº 19 Juan Montalvo, del barrio porteño de Caballito, se burló cruelmente de una profesora ...(Clarín, julio 2008)

El tratamiento de los medios de comunicación

Para Atilio Álvarez, la responsabilidad de los medios de comunicación en el tratamiento del tema es doble.
“Por un lado, por el tratamiento amarillo que se da y sobre todo, por la publicidad de lo negativo. Uno que ha trabajado mucho con causas penales se da cuenta cómo el chico tiene recortada la nota de crónica donde lo muestran como un monstruo y entre sus pares, es un signo de orgullo. Toman el sobrenombre que el medio les pone: el loco de la metralleta, por ejemplo.
En el caso concreto, lejos de ayudar hunden pero además, en el medio de esos chicos lo hacen modelo: para salir en tapa tuvo que matar a cuatro, no por otra acción.
Pero, sobre todo me parece que hay una responsabilidad —que a veces se señala menos— que es lo que no dicen: tanta buena obra, tanta abnegación, tanta generosidad, ¿cuántos renglones tiene?
El día que un diario —los periódicos locales tienen mayores posibilidades— le dé por lo menos el mismo centimetraje a lo bueno que hacen los adolescentes que a lo malo, ese día empezamos a ganar la batalla, porque tan importante es para nuestra sociedad saber lo bueno que hacen nuestros hijos como escandalizarse frente a lo malo. Por lo menos el mismo centimetraje, pero falta mucho para eso”.



Fuente: http://www.eldiariodeparana.com.ar/textocomp.asp?id=148957

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